¿Qué son los disruptores endocrinos? ¿Cómo podemos prevenirlos?
Los disruptores endocrinos, también llamados alteradores hormonales, son sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal y afectar el crecimiento o al desarrollo sexual. Imitan o alteran el efecto de las hormonas, pueden enviar mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones. Todos estamos expuestos a sustancias químicas que pueden alterar nuestro sistema hormonal y causar numerosos problemas de salud de efectos irreversibles.
¿Cómo afectan a nuestro organismo?
Las glándulas segregan las hormonas que van al riego sanguíneo pero no pueden viajar solas. Necesitan un transporte, necesitan una proteína que le lleva hasta el órgano donde se acoplará.
Los disruptores actúan como transporte de las hormonas, pero no permiten que estas hormonas se acoplen en el órgano con lo cual no provocará la reacción fisiológica esperada de esa hormona. Un disruptor también puede actuar como hormona y tampoco hará el efecto necesario.
Los disruptores endocrinos debilitan las defensas del organismo. El cuerpo humano puede actuar contra infecciones pero no sabe actuar contra estos ataques de los disruptores provenientes de la química artificial.
El problema fundamental es que por lo general el efecto de los disruptores endocrinos sobre el organismo es acumulativo e irreversible.
Sus impactos también pueden ser imperceptibles durante una generación o dos a pesar de que nunca han estado directamente expuestos a los disruptores.
¿Dónde se encuentran estos disruptores endocrinos?
Estas sustancias están por todas partes y convivimos permanentemente con ellas, pues forman parte de nuestra vida de forma habitual, ya sea en el hogar, el trabajo, en la calle o incluso en el campo.
Se hallan por doquier –en la casa, los alimentos, los cosméticos, productos de higiene personal, productos de limpieza, ambientadores, la ropa, el aire– y se acumulan en el cuerpo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe publicado en 2013 ha elaborado una lista en la que contemplan aproximadamente unas 800 sustancias químicas que son sospechosas de actuar como disruptores endocrinos.
Lo que comemos contiene sustancias químicas, como plaguicidas y productos de origen industrial, que se quedan en nuestro organismo. Los plásticos que contienen los alimentos, sobre todo cuando se calientan, liberan sustancias que pasan a los alimentos que comemos. Por eso es mejor las fiambreras de vidrio para calentar comida en el microondas.
Además de lo que comemos tenemos una puerta de entrada a nuestro organismo que es nuestra piel. Muchos productos cosméticos contienen parabenos. Los parabenos tienen grandes propiedades fungicidas lo que hace que los productos cosméticos se conserven durante mucho tiempo.
Aunque la Comisión Europea defiende que los niveles de parabenos, utilizados en productos farmacéuticos y cosméticos, se encuentran en cantidades de mínima relevancia, desde algunos laboratorios se ha impulsado la fabricación libre de esta clase de conservantes y la reducción del límite legal de determinados tipos de parabenos, como butilparaben o propilparaben. Además, en determinados casos, como en las cremas o lociones corporales, ha sido desaconsejado su uso. Por otro lado, ciertos parabenos (isopropilparaben, isobutilparaben, fenilparaben, bencilparaben o pentilparaben) han sido directamente prohibidos por no disponer de suficiente información acerca de su seguridad.
Dra. Marisa López-Teijón (Instituto Marquès, Barcelona): “El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba previsto que supiera eliminar el metacrilato o que supiera eliminar el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo acumuladas porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo”.
¿Qué enfermedades podrían provocar?
La composición de las moléculas de los parabenos son muy parecidas a la molécula de los estrógenos y se pueden comportar como tales teniendo efectos secundarios. Se ha demostrado que en las mujeres con cáncer de mama en sus axilas había parabenos. Los estrógenos en varones le podría influir en tener atrofia de testículos, por ejemplo.
Estas sustancias tóxicas sintéticas pueden contribuir a causar enfermedades graves como la leucemia o cáncer de hígado o de páncreas.
El radiólogo Nicolás Olea, catedrático y coordinador de investigación del Hospital Clínico de Granada está considerado la máxima autoridad en España de disruptores endocrinos. Comenzó a estudiarlos a partir de casos de cáncer. Ha visto que cada vez hay más cáncer en personas más jóvenes. Los origines son ya en la fecundación, cuando la madre ha estado expuesta a alguna sustancia. Las madres van acumulando tóxicos a largo de su vida y no sirve de nada hacer más bondad cuando te quedas embarazada. Todo lo que has acumulado durante tu vida anterior queda acumulado.
Según la OMS, los disruptores endocrinos pueden estar detrás del aumento del número de cánceres testiculares y de mama en todo el mundo en los últimos 50 años.
Están aumentando las enfermedades endocrinas, los cánceres de mama, cáncer de testículos, infertilidad, problemas en los tiroides y en el desarrollo.
La investigación científica ha relacionado los disruptores endocrinos con un amplio abanico de enfermedades que incluyen:
- Salud reproductiva femenina (Pubertad precoz, cáncer de mama, disminución de la fecundidad/fertilidad).
- Salud reproductiva masculina (Malformaciones en genitales de bebés, disminución de la calidad del semen, cáncer de testículo y próstata).
- Trastornos del metabolismo (obesidad, diabetes).
- Problemas cardiovasculares.
- Alteraciones y enfermedades neurológicas (Perturbaciones del desarrollo neurológico y alteraciones conductuales, como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Autismo, etc, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson).
¿Cómo podemos defendernos?
Evitando la exposición y mejorando nuestras defensas.
Ciertos hábitos pueden ayudar a disminuir su impacto:
- EN LA DIETA
- Los productos lácteos enteros y en general la grasa animal acumulan muchos disruptores endocrinos.
- Elige siempre que puedas alimentos bio, especialmente en el caso de fresas, lechugas, manzanas, peras, melocotones, espinacas, uvas, pimientos, naranjas, patatas, tomates, calabacines o pepinos.
- No consumas los alimentos envasados en plástico
- Evita también las latas con recubrimiento interior.
- EN LA HIGIENE
- Utiliza jabón a base de glicerina y otros productos de cosmética natural y ecológica certificada, incluidos maquillajes y pintalabios.
- Rechaza los productos con parabenos (etilparabeno, butilparabeno, metilparabeno y propilparabeno), triclosán, aromas y perfumes sintéticos o filtros solares químicos.
- EN LA CASA
- Sustituye los productos de limpieza convencionales por detergentes con certificación Ecocert o por productos naturales como el bicarbonato, el vinagre, el limón, el jabón natural y el agua oxigenada.
- Elige madera maciza, metal, cristal o cerámica en lugar de plásticos para todo tipo de usos: muebles, juguetes, utensilios de cocina… Evita las sartenes y ollas con plástico antiadherente tipo teflón.
- Evita los insecticidas domésticos y utiliza repelentes naturales.
- FUERA DE CASA
- Pide que utilicen papel para imprimir sin bisfenol en las tiendas.
- Evita en la medida de lo posible la utilización de medios de transporte con motores de combustión.
- No limpies la ropa en la tintorería o asegúrate de que no utilizan percloroetileno como disolvente para quitar las manchas.
¿Se están tomando medidas?
Hay una industria millonaria que fabrica todo tipo de productos que contienen disruptores endocrinos, especialmente plásticos y cosméticos, y se sabe que están presionando para que no se prohíba su uso, especialmente en EEUU, aportando sus propios estudios que contradicen los existentes. También buscan eliminar las barreras a la comercialización de estos productos en la Unión Europea, que tiene regulaciones más estrictas.
Deberíamos todos exigir a los representantes políticos que se tomen medidas para controlar los disruptores endocrinos. También deberíamos participar en las campañas de las organizaciones ecologistas para preservar nuestra salud y la del medio ambiente para futuras generaciones.
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